Para explicar la situación, Roberto Parodi, presidente de la Asociación de Medicina Interna de Rosario, apuntó que “todos creemos que la mejor formación de posgrado está en la residencia. Ese sistema pasó el filtro del tiempo y se sabe que forma bien a los médicos. Pero una de las dificultades del sistema tradicional es que un médico con una guardia de 24 horas que sigue trabajando al otro día, se le juntan 36 horas continuas”.
“Eso es malo para la salud del médico y para la atención del paciente. El médico comienza a tener dificultades cognitivas, errores en la práctica, se empeora la relación médico-paciente. Todos estamos de acuerdo en que no hay que trabajar 36 horas, pero no se puede cerrar el hospital a la noche”, sostuvo.
Sobre las posibles soluciones, Parodi comentó que hay varios esquemas. “Uno lo estamos aplicando en el Centenario de Rosario, a similitud de lo que se realiza en Mar del Plata. Es el sistema de “nocherías”, que está funcionando bien allá. Es un esquema en el que un grupo de residentes hace las guardias de noche, y van rotando equipos por mes. Después tienen 5 meses en que no tienen guardias nocturnas. Con eso se asegura que no haya ningún trabajador con más de 12 horas continuas en el hospital”, afirmó Parodi.
Y recalcó que con ese cronograma “se disminuye el grado de sobrecarga emocional, de estrés, y de errores médicos. Es un sistema posible, que se puede adaptar a cada residencia”.
Conformidad. Por su parte, Pablo Malfante, presidente de la Asociación de Medicina Interna Costa Atlántica, confió que “nosotros empezamos en 1999 con este sistema y estamos muy conformes con los resultados”. Y graficó que “siempre pasa que el médico está más preocupado por el cuidado del paciente, que por el cuidado propio. Y con este sistema de “nocherías” hay más cuidado para el médico. Y si el médico está bien, puede brindar una calidad de atención mucho mejor al paciente”.
En tanto, Mariano Ramírez, vicepresidente de la Asociación de Medicina Interna de Rosario, contó que “esta es la primera semilla que está difundiendo en conjunto el Foro. Entendemos que lo más importante es tener en cuenta que el médico cansado piensa menos, se equivoca más, tiene menos capacidad de atención y de memoria. Por lo tanto, la sociedad corre más riesgos cuando se atiende con un médico cansado. Eso significa que no es sólo un problema de la medicina, si no de la sociedad y de la salud pública”.