¿Se destaca por una operación inédita en Mendoza?
–Sí, hicimos una cirugía de columna que es mínimamente invasiva y se está desarrollando desde hace poco tiempo en Mendoza. Son pequeñas incisiones que tienen el diámetro de una birome e ingresamos por ese orificio, donde no separamos los músculos de la columna. Con esta técnica es posible colocar tornillos, tomar biopsias y descomprimir nervios.
¿Cuáles son las ventajas de esta técnica?
–Los pacientes antes salían con dolor y perdían medio litro de sangre e ingresaban a terapia intensiva. En cambio, ahora con esta técnica pasan directamente a sala común con seis curitas y se levantan a la tarde a comer e ir al baño y se van de alta a su casa al día siguiente. Hacemos los mismos procedimientos que se realizan en forma abierta pero con la ventaja de que no cortamos los músculos, casi no hay sangrado y la recuperación para el paciente es mucho más rápida.
¿Qué factores intervienen en estas patologías?
–La mayor parte de las patologías de la columna son el 70% de orden genético. La escoliosis infantil tiene diferentes causas, pero en el último tiempo creció la incidencia de la patología tumoral porque aumentó la sobrevida. También hay demanda de traumas de columna por los accidentes viales.
¿De qué manera surge la cirugía percutánea?
–La primera cirugía percutánea se realizó en Mendoza en el 2010 pero yo en Francia la hice en 2005 cuando llegó el set de prueba; en aquel momento este método era medio loco. Esta última que se hizo pública en Mendoza es la primera que se hace en la Argentina en un niño, esto significa un golazo para los chicos.
Se capacitó en Europa. ¿Por qué volvió a Mendoza?
– Trabajaba como médico de planta en Londres y con mi esposa veníamos poco a Mendoza porque es costoso y no era fácil. En una visita que hice a la provincia en el 2006 para visitar a mi familia tuve contacto con el director del Hospital Español, Juan Carlos Cutropia, y con Claudio Cvejanov, quien ahora es mi jefe en el Servicio de Traumatología, y me dijeron que tenía las puertas abiertas para desarrollar mi especialidad. Y cuando estábamos a punto de tomar una hipoteca con mi esposa, que también es médica y mendocina, para comprar una casa en Wimbledon (Inglaterra) nos preguntamos si ése era nuestro lugar en el mundo. La respuesta fue no, y regresamos a Mendoza hace 5 años, cuando tomé el ofrecimiento del Hospital Español. Ese fue el inicio de mi plataforma laboral.
¿Qué diferencias nota en la medicina que se practica en Europa con respecto a la local?
–Lo bueno de la medicina en Londres y que me impactó es que no faltan insumos, nos preocupábamos de problemas estrictamente de orden médico. El sistema es muy prolijo, hay tiempos para operar un paciente y están programadas las fechas para cada caso. Todo está previsto por la ventana de la ley.
¿Acá que dificultades encuentra?
–En Mendoza tenemos que lidiar con cosas que tienen una influencia económica. Por ejemplo, el instrumental, que si bien se consigue es muy caro y ese es el mayor limitante. Tanto para el paciente como para las obras sociales y los hospitales es costoso y a veces eso demora las cirugías. En Europa es más accesible y están incluidas en un presupuesto basado en la productividad.
¿Qué trabas existen en el ámbito de la salud estatal?
–No tengo trabas, pero sí el inconveniente de que en el Notti, que es el hospital pediátrico para el interior del país, vienen chicos de La Rioja, San Luis, San Juan, y la terapia intensiva está desbordada de pacientes. No tenemos obstáculos sino limitaciones propias de laburar en el hospital de mayor complejidad del interior del país. Por ejemplo, ahora por una cuestión estacional está colapsado por enfermedades respiratorias, no podemos operar y hay demoras en la lista de espera.
¿Tuvo un cambio de vida y laboral muy radical?
–Sí, lo que cambié es la seguridad, en Londres tenía mi cargo que me permitía vivir muy bien y no tenía que preocuparme por otras actividades más que perfeccionarme y compartir con mi familia. Acá la diferencia en lo económico es que acá vivo según lo que produzco, son más horas de trabajo pero afortunadamente me va muy bien. Somos un equipo de cuatro profesionales que trabajamos juntos en el Hospital Español. En el Notti soy contratado y tengo esa incertidumbre si pasaré a ser médico de planta, eso allá no lo sentía.
¿Estudia mucho?
–Tengo que estudiar mucho. El objetivo es actualizarme en un tópico por semana, tenemos ateneos y presentamos los casos en equipo, de ese intercambio discutimos y aprendemos. Tenemos un circuito de actualización permanente.
¿Es docente en Latinoamérica?
–Estas técnicas nuevas cambian el concepto de cirugía de columna, y es necesario un entrenamiento especial, y yo soy docente para Latinoamérica en distintos países. Ahora viajo a Colombia, también lo hice en Miami para cirujanos de Venezuela y Ecuador, donde hay interesados en el tema. Somos tres docentes, uno de Chile, otro de Brasil y yo, e invitamos a referentes de Europa y formamos el marco teórico y la práctica se realiza en un laboratorio cadavérico para usar esta técnica. Esta idea se gestó en Europa.
¿Se plantea desafíos?
–Quiero consolidar el grupo de trabajo en el Notti y aunque suene utópico pretendo lograr que la misma cirugía que se hace en un centro privado se pueda concretar para un niño en el ámbito estatal. Tengo una visión romántica del asunto, pero es una meta y no imposible.