Desafíos y oportunidades en la formación de médicos residentes en Argentina

En un artículo publicado recientemente, se destacó la triple crisis que afecta a la medicina en Argentina: la cantidad, calidad y confiabilidad de los profesionales. La creciente complejidad del entorno laboral en el ámbito de la salud hace que la capacitación de los futuros especialistas sea más crucial que nunca.

El año pasado, se registraron 7300 postulantes para 5848 vacantes en residencias médicas. A comienzos de julio, el número de postulantes aumentó a 8282 sobre un total de 11.000 inscriptos, con un 68,9% de argentinos y un 21,3% de extranjeros. Aunque el número de postulantes creció levemente, la proporción de egresados argentinos interesados en la residencia sigue siendo inferior al 70%.

Las pruebas, realizadas en 27 sedes a nivel nacional, evalúan tanto el conocimiento académico como la capacidad para resolver casos clínicos. La Villa Olímpica del Parque Roca se destacó por concentrar casi la mitad de los concursantes. A diferencia de años anteriores, la actual situación económica hace que muchos postulantes prioricen la proximidad geográfica por sobre la reputación del programa.

Especialidades críticas como pediatría están especialmente afectadas. Con 600 vacantes en 188 centros, solo hay 420 inscriptos, muchos de ellos provenientes de otros países. Esta situación se repite en áreas como farmacia y farmacia hospitalaria, donde la cantidad de postulantes sigue siendo insuficiente para cubrir todos los cargos disponibles.

El incremento de postulantes extranjeros, provenientes principalmente de Ecuador, Bolivia, Colombia, Brasil, Perú y Venezuela, también es notable. Sin embargo, muchos regresan a sus países de origen en busca de mejores condiciones económicas, mientras que la proporción de egresados argentinos que opta por la residencia crece a un ritmo más lento.

Para abordar estos desafíos, algunos especialistas sugieren revisar el alcance del título universitario y considerar la residencia como una obligación para garantizar la calidad profesional. Se destaca la necesidad de mejorar las condiciones laborales y económicas de los residentes para evitar deficiencias en la atención médica futura. Es fundamental que la formación en residencias se mantenga como una prioridad para asegurar la calidad del sistema de salud.

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