La provincia de Buenos Aires tiene, por primera vez, su propia residencia en genética médica con el objetivo de generar mayores recursos humanos en esta especialidad y contribuir al desarrollo de esa prestación.
La directora provincial de Gestión del Conocimiento del Ministerio de Salud bonaerense, Laura Antonielli, explicó que “el objetivo general es formar médicos especializados en el estudio, diagnóstico y asesoramiento de los defectos congénitos y patología genética en general”.
Hasta el momento hay 2 vacantes en el Hospital de Niños Sor Marías Ludovica de La Plata. “El año pasado, desde el Programa Salud Congénita y el Servicio de Genética del Hospital de Niños Sor María Ludovica nos pusimos a trabajar en forma conjunta para lograrlo”, contó a Telam y agregó que “era un anhelo de muchos años, pero nunca había prosperado”.
La profesional precisó que mientras los avances de los conocimientos en genética médica “son muy portentosos en las últimas décadas en los países desarrollados”, en los países latinoamericanos esa disciplina “aún tiene un escaso desarrollo”.
De acuerdo al último censo realizado por el Ministerio de Salud nacional sobre Recursos en Genética Médica en Argentina, cada un millón de habitantes hay en el país apenas 1,3 entidades de ese tipo; 1,7 médicos que trabajan en genética clínica; y 3,6 profesionales de laboratorio.
Recursos a nivel nacional
El relevamiento, realizado en 2004 sobre 144 entidades, determinó además que mientras la Ciudad Autónoma de Buenos Aires presenta la mayor disponibilidad de recursos, la provincia de Buenos Aires es la que presenta menor disponibilidad de servicios de ese tipo, de médicos y profesionales de laboratorio.
En tanto, hasta ahora, en el país sólo había tres residencias en genética médica en instituciones públicas: una en el Centro Nacional de Genética, otra en el Hospital de Niños de Córdoba y una más en Neuquén; y dos residencias privadas: en Córdoba y en el CEMIC de Buenos Aires.
“El retraso de su incorporación en políticas de salud en nuestro país, no sólo limitó el acceso de los pacientes a una atención adecuada, sino que ha llevado a un aumento en la brecha tecnológica para la realización de estudios especializados y en trabajos de investigación”, graficó Antonielli.
La funcionaria consideró que “la limitación del acceso a la genética médica de sectores de la población económicamente desfavorecidos constituye una situación de inequidad injustificada”.
Sostuvo que “el peso relativo de las anomalías congénitas frente a otras causas de morbimortalidad cambió en las últimas décadas” y añadió que “en los países desarrollados, una vez superadas las causas infecciosas y nutricionales, las anomalías congénitas constituyen la primera causa de mortalidad infantil”.
Antonielli manifestó que las anomalías congénitas representan “un alto costo en recursos de salud” destinados a los tratamientos paliativos y de rehabilitación, pero remarcó que “sorprendentemente, poco se hace hasta ahora en acciones de prevención primaria”.
La médica afirmó que “el desarrollo de una política de salud pública que promueva la detección, el diagnóstico, la investigación y la prevención de las anomalías congénitas, disminuiría la mortalidad infantil, los costos de la discapacidad, así como el dolor de nuestras familias”. Sobre todo teniendo en cuenta que “el 50% de las anomalías congénitas sería evitable”.
Para eso es “imperativo reconsiderar formación de recursos humanos especializados en genética médica y mejorar el trabajo del equipo de salud en el primer nivel de atención”, concluyó.